Física y mentalmente, saber ceder hacia la superficie que nos sostiene, comprende establecer una relación activa con nuestro entorno. Comprende una expresión psico-física de voluntad y de decir “estoy listo“ para entrar en relación, antes de realizar el movimiento inicial.

Ceder es un proceso activo de involucramiento personal en el que manifestamos interés. Es un acto inspirado en la fuerza creativa de la inteligencia y el deseo de relación, así como el anhelo de establecer conexiones. Ceder comprende establecer vínculos.

Ceder es una acción en la que se expresa el deseo de comunicarnos y sentirnos parte de la totalidad. Comprende la curiosidad, la presencia en el aquí y el ahora y la apertura de conciencia.

Ceder, no comprende un abandono de nuestra propia voluntad, o desconocer nuestra fuerza. Mucho menos, implica perder nuestras fronteras. Por el contrario, ceder nos hace estar mucho mas presente en nuestros actos y en las acciones que derivan de ello. Ceder, comprende una calidad de presencia, que parte de soltar conceptos preconcebidos. Al ceder, nos colocamos a nosotros mismos en una posición donde podemos ver lo que realmente está aconteciendo en nuestro medio ambiente y poder determinar, con espontaneidad, nuestra relación con la gente, con los objetos y con las circunstancias que ahí prevalecen.

Ceder es el movimiento de desarrollo psico-motriz mas básico, y reside en el corazón de nuestra habilidad para recibir soporte y sentir el confort de dicho soporte. Es un prerequisito y a la vez el creador del medio ambiente para sentir el apego a nuestros padres o primeros cuidadores. El soporte, antecede a la confianza, y, desde luego no todos los bebés reciben este soporte y el amor correspondiente, al inicio de sus vidas.

Sin embargo, a través de los años, aún ya siendo adultos, podemos aprender a recibir ese soporte y por consiguiente a ceder, por medio de establecer una relación nueva con nuestro cuerpo, expresándose en el entorno. Revisitar el soporte, el ceder y la vinculación a través de prácticas somáticas puede darnos una nueva oportunidad para gestar confianza y la capacidad de vincularnos.

Ceder frente a una situación, persona o experiencia, requiere el simple proceso de reconocer lo que está sucediendo en esos momentos; implica entrar en el momento presente con nuestra totalidad del ser. Puede suceder en un solo instante, o puede requerir un periodo significativo de tiempo.

Siempre tenemos la elección de ceder o no ante algo. También tenemos elección en cuanto al grado en el que cedemos. Ceder no se refiere a los resultados que produzca, es el proceso mismo.

Para ceder, necesitamos estar dispuestos a suavizar un poco nuestras fronteras, con la disposición de dar y de recibir. Permitirnos dialogar con el entorno. Algunos de nosotros, tenemos las fronteras muy definidas, y tendemos a cerrarnos demasiado, otros, tenemos las fonteras personales demasiado permeables y nos sentimos invadidos por los estímulos externos.

Explorar vivencialmente, a través de experiencias somáticas, puede revelarnos cual es la dosis de apertura o cierre de fronteras que requerimos y puede mostrarnos estrategias para saber modularlo, dependiendo de las circunstancias que nos rodean. Aprender sobre ceder, implica investigar y comprender cómo nos comunicamos y relacionamos a niveles mas profundos.
Ceder nos ofrece una ventana, a través de la cual descubrir como sentirnos cómodos, en el relacionarse. Podemos descubrir como ofrecer soporte y como recibirlo. Podemos descubrir como relajar algunos de nuestros patrones habituales de percepción para poder explorar algo nuevo.

En lugar de simplemente reaccionar desde lo habitual, podemos tener un encuentro renovado con los elementos que nos rodean: el agua, la tierra, el aire, el espacio.

La práctica de yoga con visión somática es un laboratorio donde podemos entrar en relación con ello.

Ceder nos da una oportunidad para suavizar nuestros movimientos físicos y mentales. Nos enseña a descubrir que todo movimiento es relacional, que somos participes de nuestra realidad, que la profundidad es placentera. Ceder es una expresión no solo saludable, sino estética que nos ofrece la oportunidad de nuevas miradas, de una conciencia mas exquisita, de mayor libertad de pensamiento.